Eran las 14:11 horas del 19 de septiembre del año pasado cuando el reloj se paró para los habitantes de La Palma. La tierra se abrió en la zona de Cumbre Vieja y la lava emergió a través de las fisuras provocadas por los terremotos que habían sacudido la isla en esos días. 

Ha pasado casi un año desde que esto ocurrió y ocho meses desde el final de la erupción, pero que haya finalizado, no significa que haya terminado. A lo largo de los 85 días que duró la erupción del volcán, cientos de personas perdieron sus casas, sus trabajos y sus vidas. 

A día de hoy, las altas temperaturas del terreno o los niveles de emisión de CO₂ siguen siendo peligros persistentes para todo ser vivo que habita en la isla. No obstante, la esperanza también empieza a abrirse camino a través, por ejemplo, de los pinos más próximos al cráter sur del volcán, que ya han comenzado a rebrotar. 

En Cachimberos fuimos muy conscientes de esta catástrofe desde el primer momento y, por eso, decidimos crear nuestra Cazoleta Aborigen, que es el mismo modelo que la Tomahawk, pero con los colores de las Islas Canarias, es decir, el amarillo y el azul. Junto con su creación, también comenzamos una campaña solidaria en la que todos los beneficios que se obtuviesen con la venta de esta cazoleta serían destinados al Cabildo de La Palma y a los damnificados por el volcán.

Hoy, en el Día Internacional de la Solidaridad, nos enorgullece anunciar que hemos realizado la donación al Cabildo de La Palma. Todavía queda mucho por hacer para que La Palma vuelva a ser esa magnífica isla que enamoraba a todo aquel que la pisaba, pero desde Cachimberos hemos puesto nuestro granito de arena para dar un paso más hacia esa recuperación y, por supuesto, para ayudar a todos sus habitantes. 

Queremos dar las gracias a todos aquellos que, a lo largo de estos meses, habéis comprado la Cazoleta Aborigen. Esta acción solidaria para La Palma no ha sido solo nuestra, sino también vuestra y de todos aquellos que forman parte de nuestra familia cachimbera.